martes, 6 de marzo de 2012

Gracias, fútbol

Pocos deportes pueden presumir de tener practicantes tan heterogéneos. Desde garruleitors de discoteca tipo Cristiano Ronaldo a cristianos militantes como Rivaldo, pasando por vividores como Romario o caraduras como Ronaldinho, por no hablar de mesías tipo Mourinho.

Nada distinguiría, sin embargo, al fútbol de otro deporte sólo por estos nombres. Por ejemplo, van a encontrar lo mismo en la NBA. Pero lo que no van a encontrar es a un tipo como Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira. Hijo de un padre (sí, ya sé) con mucha pasta que adoraba la filosofía griega hasta el punto de bautizar a sus hijos como Sócrates, Sófocles y Sóstenes y que detestaba el fútbol hasta el punto de prohibir jugar a sus retoños. No tuvo éxito en su empeño, ya que otro de sus hijos, Raí, ignoró el veto paterno y acabó levantando la copa de campeón del mundo en 1994. Pero esa es otra historia.

Sócrates no sólo se conformó con jugar al fútbol y ser uno de los mejores del mundo. Doctor en filosofía y doctor en medicina, admirador del Che y rebelde con causa, lanzó un desafío a la dictadura militar que por entonces gobernaba Brasil. Lideró la revolución en su club, el Corinthians, e instauró lo que se llamó la democracia corinthiana. Fue algo único y nunca visto. Todas las decisiones se tomaban por votación. Las alineaciones, los fichajes, las bajas, la contratación de un nuevo entrenador, las concentraciones, las horas de entrenamiento, todo. Y votaban todos: jugadores, directivos, empleados. Y valía lo mismo el voto del presidente que el del utillero. Y les fue bien. O timao (el equipazo) liderado por Sócrates y un puñado de nombres míticos como Vladimir, Casagrande, Zenon y Biro Biro ganó los campeonatos del 82 y 83.

Pero no quedó ahí la cosa. Salían al campo, en plena dictadura, con pancartas pidiendo democracia, elecciones, libertad, con lemas en las camisetas pidiendo la dimisión de los militares, y generando un movimiento social prodemocrático al que adherieron gente como Gilberto Gil o Caetano Veloso, que llegaron a inmortalizar al Corinthians en sus canciones. Sucedió lo contrario que en cualquier dictadura, donde el deporte y los éxitos deportivos se convertían en propaganda, aquí el deporte se convirtió en un ariete contra el régimen dictatorial y en una forma de concienciar a la sociedad.

Sócrates murió el 4 de diciembre de 2011.


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