miércoles, 7 de marzo de 2012

Garbo

No, no me refiero ni a Greta ni a Jorge, sino a Juan Pujol, probablemente el único ser humano que fue condecorado por alemanes y británicos durante la II Guerra Mundial. Es lo bueno de ser agente doble.

Como era de esperar este hombre nació en Barcelona en 1912 en una familia bastante acomodada -su padre era industrial-. Creció educado en los principios democráticos y liberales, pero a pesar de todo cuando los republicanos le llamaron a filas el tío desertó al bando franquista.

Escarmentó pronto: En 1940 ya le quedó claro que el franquismo era un montón de mierda. Decidió hacer algo. Llegó a la conclusión de que si los aliados ganaban la guerra vendrían aquí y echarían al aflautado a patadas. Así que decidió actuar en consecuencia: Se fue a la embajada británica y ofreció sus servicios como espía. Nadie le hizo ni pastelero caso. Tendré que hacer algo para que los hijos de la gran bretaña me hagan caso, debió pensar. Así que se fue a la embajada alemana, soltó unos cuantos "heil Hitler" y rápidamente vió como el almirante Canaris le firmaba la nómina.

Su disfraz era perfecto: De familia adinerada y profundamente anticomunista, desertor de los repúblicanos y -aparentemente- fervoroso franquista y germanófilo. Tras un año de pruebas satisfactorias los nazis le asignaron su primera misión: Iría a Londres vía Lisboa para observar los movimientos de la Royal Navy.

Cuando llegó a Lisboa se ofreció a los británicos, que ya no pudieron decirle que no: Nada menos que el ojo de la Abwehr en Inglaterra acudió a ellos. Pese a los recelos iniciales -era posible que fuera un desinformador- rápidamente recibió el nombre en clave de Garbo por sus capacidad como actor, cualidad indispensable para un espía.

No hubo necesidad de ir a Inglaterra, en realidad. Se quedó en Lisboa escribiendo informes a los alemanes, y montando toda una falsa red. Entre sus informadores ficticios estaban un piloto alchólico de la RAF, un lingüista que hacía las veces de traductor para el MI5, un piloto anticomunista de la KLM que llevaba los informes vía Londres-Lisboa-Berlín...Se inventó las vidas de todos los miembros de su extensa red, incluyendo fallecimientos y demás desdichas. Se "movía" por Gran Bretaña gracias a una guía turística de la que sacaba los movimientos de trenes y demás detalles necesarios para que la historia colara. Y coló.

Finalmente en 1942 se estableció en Londres -ojo, para la Abwehr ya llevaba un año allí-. Ya entonces empezó a trabajar en una operación para hacer creer a los alemanes que el desembarco en Francia sería en Calais. Enviaba informes de movimientos de tropas, del número de divisiones, tanques, etc. todos desproporcionados para hacer creer a los nazis que el ejército aliado era mucho mayor de lo que en realidad era. Se trataba de hacer creer que Normandía iba a ser un ataque de distracción, y que el grueso del ejército (unas 40 divisiones que en realidad no existían) atacaría en Calais. De vez en cuando enviaba información verídica para que se pudiera comprobar, pero eso sí, con suficiente retraso para hacer un daño limitado. Hitler en persona leía sus informes, y así fue convencido por Garbo. Por eso tuvo el bigotín tanta fe en el desembarco en Calais ante la desesperación de su estado mayor que lo consideraba inverosímil.

Cuando acabó la Guerra Garbo, temeroso de ser descubierto y sufrir represalias, se marchó a Venezuela. Allí empezó una nueva vida: Se casó, montó sus negocios, se arruinó, volvió a montar sus negocios, volvió a arruinarse...No fue hasta 1984 cuando Nigel West lo encontró en Caracas. Su historia causó una gran conmoción en su familia: Juan jamás dijo una palabra de su pasado como espía.

Lean la historia completa en "Juan Pujol, el espía que engañó a Hitler" de Javier Juárez.

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