domingo, 1 de julio de 2012

20 años

La enfermera se encontró atónita al ver la cama vacía. No encontraba al paciente por ningún lado. Llamó a otra enfermera, y a otra, y a otra, para encontrarlo. Pero no aparecía. Así que informaron, que remedio, a su médico. Éste simplemente levantó el teléfono y envió una ambulancia a donde sabía con toda seguridad que estaba su paciente.

La ambulancia llegó al lugar donde el médico sabía con toda seguridad que estaba su paciente. Los enfermeros bajaron del vehículo y entraron en una sala llena de columnas. Se encontraron con una multitud ovacionando a un viejo que acababa de derrotar a Garry Kasparov, que se alejaba lentamente cabizbajo totalmente ignorado por los espectadores, en el torneo de ajedrez rápido de Moscú. Ninguno de los que aplaúdian, contemplaban al viejo admirado y le pedían autógrafos en el Club Central de Ajedrez de Moscú podían imaginar que Mikhail Tal, que así se llamaba el viejo, acaba de jugar su última partida de ajedrez y que en menos de un mes fallecería.

Mikhail Tal nació con un defecto físico. En su mano derecha tenía tres dedos en lugar de cinco, que utilizaba sobre todo para sostener su perenne cigarrillo. Cuando no fumaba esa mano era ocultada en un bolsillo o debajo de la mesa. Pese a tener dos dedos menos tocaba el piano con soltura y aprovechó esta habilidad para acercarse a la pianista Bella Davidovich y, según las malas lenguas, adornar la frente de su esposa con una cornamenta más.

Simpático, muy amigo de sus amigos, bromista, golfo, algo arrogante, mujeriego, fumador, bebedor, jugador -no sólo de ajedrez-, vividor, amante de la vida, de todo lo que le hacía daño. De salud muy endeble -de muy joven tuvieron que extirparle un riñón- y problemática, que con el tiempo le volvió adicto a la morfina. Dependiente. Ni siquiera se afeitaba él mismo. Nunco tuvo reloj -"¿un artefacto en mi muñeca haciendo tic tic como una bomba?"-, ni coche, ni siquiera una billetera. A lo largo de su vida perdió numerosos vuelos, pasaportes, documentos de todo tipo. Esas cuestiones no le importaban un pimiento. Para él lo primero era divertirse. Y beber vodka. Mucho vodka. Como dijo una vez Viktor Korchnoi, Mikhail Tal ahogó en vodka su talento.

 ¿Y cual era su talento?

Su talento era crear posiciones, citando a él mismo, donde dos y dos suman cinco. Era único creando complicaciones, entramados tácticos incontrolables. Posiciones locas donde dos caballos valen más que una dama. Eso que ahora se llama dinamismo. Entonces se llamaba, simplemente, Mikhail Tal.

"Para algunos, la brillantez ajedrecística es el triunfo de la lógica. Una partida excelente, en su opinión, es una maravillosa construcción clásica de proporciones impecables, en la que cada elemento, cada ladrillo, permanece en su sitio. Aunque, a menudo, también yo me he visto obligado a ganar partidas puramente posicionales, me siento más atraído por el triunfo de lo ilógico, lo irracional y lo absurdo: una lucha feroz tiene lugar en el tablero, sometida a alguna idea, una lucha por ejecutar los planes respectivos, pero el desenlace se produce por un pequeño peón, que no tiene nada que ver con el motivo principal del drama. Por expresarlo en lenguaje matemático, en ajedrez prefiero el lado de un triángulo rectángulo que resulta ser más largo que la hipotenusa." 
 
 Su ascenso fue tan meteórico que las reglas federativas tuvieron que adaptarse a él. Nadie se lo creía cuando ganó el campeonato de la URSS en 1956, con sólo 20 años. No había jugado todavía torneos internacionales, pero el nivel del campeonato de la URSS estaba a años luz de distancia de cualquier otro, así que deprisa y corriendo hubo que organizar una sesión extraordinaria para darle el título de Gran Maestro. No todos estaban de acuerdo. Todas sus víctimas tenían la partida ganada, pero la perdieron por "mala suerte". Todos mostraron, en los análisis posteriores, como ganaban las partidas. Pero ni uno sólo encontró las jugadas sobre el tablero.

Cuando al año siguiente volvió a ganar. Y volvería a ganar cuatro veces más, hasta seis. Y ganó el torneo de candidatos en 1959, lo que le daba derecho a jugar por el campeonato del mundo contra Mikhail Botwinnik. Este, un apóstol de la lógica, acaba perdiendo los nervios ante el irracional, en apariencia, juego de Tal. Y también pierde el título. Mikhail Tal es Campeón del Mundo.

Su preparador, el gran Alexander Koblenz, le advirtió que Botwinnik cambiaría su forma de jugar para adaptarse a la suya, y que en consecuencia debía prepararse para ello. Jamás, respondió Tal. En el match de revancha Botwinnik no da opción y recupera su corona. Fue el campeón del mundo más joven -hasta Kasparov- y el que menos tiempo retuvo la corona. Pero eso no le importaba tampoco. No era por eso por lo que jugaba.

Porque Mikhail Tal jugaba al ajedrez, simplemente, por el ajedrez. Era un fanático, pero no del tipo de Alekhine, estudioso, teórico, analista. Era un jugador compulsivo de ajedrez y sólo le interesaba jugar. Lo mismo le daba jugar un campeonato del mundo que contra unos aficionados en un parque. Y aunque no volvió a disputar un campeonato del mundo, siguió estando entre los mejores hasta su muerte.

Tigran Petrosian, el campeón del mundo que tomó el relevo a Botwinnik y con el que Tal mantuvo duras batallas no ocultaba su admiración.  

"Un genio del ajedrez es alguien adelantado a su tiempo, pero esto sólo puede verse luego, mirando atrás. Desde este punto de vista, pocos pueden ser calificados de genios. Morphy, Steinitz... También Tal. El gran maestro de Riga introdujo en el ajedrez algo que no fue plenamente entendido por sus contemporáneos. Lamentablemente, hemos tenido demasiado pronto la oportunidad de mirar atrás con admiración, de contemplar el extraordinario juego de Tal en su plenitud."

Mikhail Nejemievich Tal murió hace ahora 20 años en ese mismo hospital de Moscú del que se escapaba para jugar al ajedrez.


La última partida de Tal
El hipnotizador...
Cuando no podía escaparse para jugar, el ajedrez venía a jugar con él. En este caso, Curaçao 1962, traído por el mismísimo Bobby Fischer (por cierto, 4-2 para Tal)
 


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