Pocos deportes pueden presumir de tener practicantes tan heterogéneos.
Desde garruleitors de discoteca tipo Cristiano Ronaldo a cristianos
militantes como Rivaldo, pasando por vividores como Romario o caraduras
como Ronaldinho, por no hablar de mesías tipo Mourinho.
Nada
distinguiría, sin embargo, al fútbol de otro deporte sólo por estos
nombres. Por ejemplo, van a encontrar lo mismo en la NBA. Pero lo que no
van a encontrar es a un tipo como Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza
Vieira de Oliveira. Hijo de un padre (sí, ya sé) con mucha pasta que
adoraba la filosofía griega hasta el punto de bautizar a sus hijos como
Sócrates, Sófocles y Sóstenes y que detestaba el fútbol hasta el punto
de prohibir jugar a sus retoños. No tuvo éxito en su empeño, ya que otro
de sus hijos, Raí, ignoró el veto paterno y acabó levantando la copa de
campeón del mundo en 1994. Pero esa es otra historia.
Sócrates
no sólo se conformó con jugar al fútbol y ser uno de los mejores del
mundo. Doctor en filosofía y doctor en medicina, admirador del Che y
rebelde con causa, lanzó un desafío a la dictadura militar que por
entonces gobernaba Brasil. Lideró la revolución en su club, el
Corinthians, e instauró lo que se llamó la democracia corinthiana. Fue
algo único y nunca visto. Todas las decisiones se tomaban por votación.
Las alineaciones, los fichajes, las bajas, la contratación de un nuevo
entrenador, las concentraciones, las horas de entrenamiento, todo. Y
votaban todos: jugadores, directivos, empleados. Y valía lo mismo el
voto del presidente que el del utillero. Y les fue bien. O timao (el
equipazo) liderado por Sócrates y un puñado de nombres míticos como
Vladimir, Casagrande, Zenon y Biro Biro ganó los campeonatos del 82 y
83.
Pero no quedó ahí la cosa. Salían al campo, en plena
dictadura, con pancartas pidiendo democracia, elecciones, libertad, con
lemas en las camisetas pidiendo la dimisión de los militares, y
generando un movimiento social prodemocrático al que adherieron gente
como Gilberto Gil o Caetano Veloso, que llegaron a inmortalizar al
Corinthians en sus canciones. Sucedió lo contrario que en cualquier
dictadura, donde el deporte y los éxitos deportivos se convertían en
propaganda, aquí el deporte se convirtió en un ariete contra el régimen
dictatorial y en una forma de concienciar a la sociedad.
Sócrates murió el 4 de diciembre de 2011.
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